Gárgolas insomnes

Abril 30 de 2004

Devolví el diccionario de sinónimos al librero y, en ese instante, un hálito de viento cálido elevó el polvo de mis libros sobre Chiapas. Era el alma de Amado Avendaño, informándome de su partida. Le pedí que no se fuera todavía y me respondió con una de sus habituales bromas. "No me voy, me llevan". Quizás los asesinos que más de una vez atentaron contra la vida ejemplar de este "coleto por decisión propia" nacido en la costa puedan decir ahora: "lo logramos". Quizás no estén enterados de nada. Sus obras son sobras. Las balas que un cobarde y oscuro grupo de sicarios disparó desde la calle a la casa de la familia Avendaño Villafuerte no tocó a nadie. Del atentado que presumiblemente sufrió cuando un trailer embistió su camioneta a mitad de la carretera, don Amado sobrevivió milagrosamente, pero no salió ileso. Y quizás aquel percance sea la causa de su muerte.

De cualquier forma, el "periodista de oficio y abogado de profesión" nunca perdió su personal sentido del humor. "No les hagan caso, así son", contestaba en un tono musical, con sencilla y singular impertinencia.

Un hecho casi desconocido, es decir, poco difundido por los medios de comunicación en general, es que Avendaño presentó públicamente a principios de 1998 un proyecto de nueva constitución para el país. A ver si ahora, con su deceso, lo dan a conocer.

Sea como sea, vaya desde aquí mi solidaridad a la familia y muy especialmente a doña Conchita, que es una mujer admirable.

[] Iván Rincón 4:08 AM

Abril 28 de 2004

Cuando Amado Avendaño Figueroa era "gobernador de transición en rebeldía" tuve el privilegio de acompañarlo en una gira por la cañada tzeltal de Patihuitz, municipio de Ocosingo. En Prado Pacayal, comunidad zapatista donde pasamos cuatro días con sus respectivas noches, había un campamento civil. "Oiga, don Amado", le preguntaron, "¿cómo va el gobierno de transición?". La respuesta fue rápida. "Va mal", reconoció, y agregó en tono de consuelo: "pero a veces va peor". Este sarcasmo se parece al de Conchita Villafuerte, que un día me dijo: "A los reporteros que colaboran con El Tiempo no les pagamos, pero tampoco les cobramos".

Nuestra primera noche allí la pasamos en el suelo, y don Amado se quejaba dormido, alternando posturas, del dolor en las costillas que le había dejado un accidente carretero, entonces reciente. Aquel choque -muchos creen todavía que se trató de un atentado- causó la muerte de tres personas, y Avendaño tuvo además problemas en la vista durante los meses siguientes. Se acercaba el día en que, por primera vez, el candidato oficial a la gubernatura del estado perdería las elecciones, gracias al EZLN. Sin embargo, un fraude lo hizo "gobernador electo", y el PRD acabó reconociéndolo, desconociendo a su propio abanderado, que originalmente había sido "candidato de la sociedad civil". Los dirigentes estatales de este partido ocuparon puestos importantes en el poder espurio como premio a su traición, mientras el EZLN y la sociedad civil se mantuvieron en pie. "No somos un gobierno paralelo; somos el gobierno legítimo", declararon. "Ya montados en el burro, vamos a aguantar los reparos", dijo don Amado. "Nuestro gobierno será como un carro sin placas, pero que, de todos modos, circula".

Desde entonces, el PRD negocia las elecciones en Chiapas, y el EZLN las sabotea.

Hoy Amado Avendaño está en coma por un derrame cerebral, derivado quizás del sospechoso accidente ocurrido hace una década. Su estado es grave. Así que, de alguna manera, pretendo enviarle desde aquí lo mejor de mis energías para que se recupere, salga de su trance, lo supere y volvamos a saludarnos, como siempre.

[] Iván Rincón 9:41 PM

Abril 26 de 2004

Al dormir en hamaca, bañarme con jícara y comer con totopos, aprendí también a cantar La Llorona, bailar La Sandunga y llevarle serenata a San Vicente Ferrer; bebí cerveza en la enramada de una vela o una boda, escuchando sones istmeños, y bajo la palapa del Rincón Brujo o Ra' Becheeza, escuchando canciones de viva voz en zapoteco; también bebí mezcal, siempre al calor de la bohemia; conocí en los hechos el significado de la palabra hospitalidad... Y ahora quiero volver. Quiero encontrarme de nuevo con los viejos amigos, hablar con las taberneras y observar a los zanates que arriban a la plaza en parvada con el crepúsculo. Quiero saber qué fue de aquella muchacha morena que, inexplicablemente, se enamoró de mí. Aunque ahora soy vegetariano, comeré iguana otra vez, y camarones, como botana; visitaré la Casa de la Cultura, en donde habré de quedarme durante horas; nadaré de noche en el ojo de agua; nadaré también entre huipiles y enaguas. Y si -a pesar de la ausencia y la distancia- todavía soy aceptado, quizás me quede a vivir allí.

[] Iván Rincón 12:49 AM

Abril 23 de 2004

Al sonar los primeros acordes, comenzó a vencerme la somnolencia, así que me dispuse a dormir, pero el sonido solitario del chelo siguió vibrando en mi mente hasta que, a través de la cortina, percibí que despuntaba el alba. Como el estremecimiento de un estanque de agua que vuelve paulatinamente a la calma, en la delirante abstracción del pensamiento, una secuencia de imágenes difusas terminó adquiriendo nitidez. El súcubo ejecutaba, envuelta en velos de seda y rodeada de velas, un melancólico preludio. Las velas se encendieron, una tras otra, al calor de la improvisación musical. Un grupo de mujeres idénticas, jóvenes y bellas, también ataviadas vaporosamente, llegó corriendo al salón y, con esta entrada, inició una danza erótica. Primero dieron vueltas alrededor del súcubo ejecutante y después giraron en torno a ellas mismas, para entonces acariciarse unas a otras, sin dejar de bailar. El súcubo puso el chelo a su lado y, como si dirigiera una orquesta, hizo volar todos los velos. Al salir por la ventana más elevada, el vuelo nebuloso y fantasmal de los velos se extendió por el aire de la madrugada hasta el cementerio, en donde un anciano harapiento y desdentado, con joroba de camello y barba de Rasputín, había desenterrado mi cuerpo...

El estrépito me despertó y, alterado todavía, comprendí que Emma Thomas perseguía histéricamente a la estúpida paloma que suele meterse al departamento. Algún día la mataré (me refiero a la paloma). Por lo pronto, debo hacer un nuevo intento de escribir algo, o pensar muy seriamente en cambiar de oficio.

[] Iván Rincón 11:13 PM

Abril 22 de 2004

Si por corazón tuviera un caracol, en vez de latidos escucharías el rumor del mar. Dentro de mi pecho habría un remolino de concha que haría volar las emociones viscerales, elevaría las sensaciones más entrañables y les pondría música. Una espiral milenaria daría formas y vueltas al motor de la vida; sería el ciclo vital. El curso del tiempo y el agua nacería una vez más en el genoroso fondo del océano y moriría en la árida mezquindad del desierto. Si mi corazón fuera un caracol, en vez de latir, susurraría que la utopía es posible, que los sueños responden y corresponden a la realidad, y también sucede a la inversa o viceversa... En fin. Si por corazón tuviera un caracol, nada cambiaría, todo seguiría igual.

[] Iván Rincón 7:58 PM

Abril 20 de 2004

Hoy tampoco puedo escribir nada. El insomnio naufraga en el vacío y la oscuridad, en el colmo del cansancio y la soledad acumulada. Los recuerdos se baten en el polvo. Las musas son sombras. Una polilla revolotea y su monotonía me adormece. Al amparo de la noche, algunos muertos de pena regresan a la vida para saldar antiguas cuentas. En unos minutos más, quizás unas horas, escucharé de nuevo el vibrante sonido del chelo. Será una improvisación, un ejercicio musical sin partitura. La melancolía romperá este silencio de piedra.

Al subir por el intrincado pasadizo de escaleras, desde el sótano en donde trabajo hasta el salón de los denuedos, veré a la ejecutante, audazmente ataviada con velos transparentes, en medio de una atmósfera de luces mortecinas y fuegos fatuos, entre palmatorias, candeleros y candelabros. Me sentaré en un diván a escucharla de cerca, mientras miro y admiro a la creación más perfecta de la naturaleza muerta, sus piernas desnudas, pálidas y torneadas, como de marfil pulido, su torso delgado y su busto, más bien pequeño, pero voluptuoso, lascivo, desafiante, perfecto, sus ojos grises y sus labios rojos, sus dientes de súcubo... Rodeada de velas encendidas, su vaporoso atuendo parece la niebla en la noche del mar, o las nubes que atenúan la intensa claridad de la luna llena.

Este ambiente romántico y su aire de cálida intimidad hará propicio el encuentro, tanto que nuestras bocas pasarán de las palabras a los hechos: ella será mi fuente de placer carnal y yo seré su cena; dejaré que beba de mi sangre y se emborrache. Después aprovecharé, de alguna manera, su adicción al vino que corre por mis venas.

Todo esto imagino mientras espero el inicio de la música. Las calurosas brazas de unos leños se hacen carbón en el hogar, igual que unas ramas de arómatico incienso en el pebetero. Emma Thomas yace acurrucada en los brazos de Morfeo. Ya le haré compañía y quizás más tarde pueda escribir algo. Es increíble que aún no haya logrado nada.

[] Iván Rincón 4:39 AM

Mark Sink Mark Sink

Abril 17 de 2004

Abandonado por las musas, no logro escribir nada hoy. He pensado que unos piratas esconden sus tesoros en una isla de caníbales y, ante el asombro de los caníbales, terminan comiéndose unos a otros. He pensado que mejor los piratas se comen a los caníbales. Y las dos ideas me parecen malas. "Que sea una tribu de caníbales vegetarianos", se burla Emma Thomas, ante mi falta de inspiración. He pensado también en el canto seductor de una sirena que, al final, es seducida por mí; pero esta idea tampoco me convence.

-¿Y si escribes un cuento de vampiros chimuelos?

Quizás lo que me falta es confianza; quizás debo soltar las riendas de mi imaginación galopante y dejar que vuele, como potro mítico; dejar que el torrente incontenible de la creatividad literaria fluya libremente. La noche y el vino se acaban. El tiempo y mi deterioro avanzan; nada los detiene. En los meses recientes enflaqué tanto que, si cayera en manos de caníbales, seguro perdonarían lo que queda de vida en este pobre cuerpo. Algún día estrangularé a Emma Thomas y echaré su cadáver por la ventana. Pero hoy tengo que escribir algo.

Escucho el soliloquio melancólico de un chelo en las proximidades del alba, y su sonido -trémulo, augusto y grave- me lleva de la mano por un bosque imaginario al remanso del sueño, al naufragio del insomnio. La intensidad de la luna absuelve este cansancio, esta frustración, obsesividad derrotada; una paloma duerme junto a la ventana. Mi soledad desvelada busca una tregua y la encuentra en el contacto de mis restos con Emma Thomas, cuyo silencio es adorable.

Cuando me despierte, he de agotar hasta morir, o lograr algo plausible, mi creatividad agonizante.

[] Iván Rincón 11:38 PM

Abril 13 de 2004

La adoración a la máscara, si Nietzsche me lo permite, está en los carnavales, las fiestas de disfraces y las luchas libres. Más que ocultar nuestro verdadero rostro, la máscara es un símbolo de identidad. Como en un carnaval o una fiesta de disfraces, puede hacer realidad el deseo secreto que todos tenemos de ser otro. Identificado con la otredad, el enmascarado sale del clóset y se comporta como es. Los zapatistas, a quienes identifica el pasamontañas, se cubren el rostro para mostrarse a los demás, y se lo descubren para ocultarse. En términos de mimetismo, las comunidades indígenas son a los zapatistas lo que algunas fiestas a nosotros.

[] Iván Rincón 1:02 PM

Para conocer su verdadero rostro, le quitó la máscara y descubrió que debajo había otra igual, y debajo otra y otra y otra... Para conocer su verdadero rostro, le quitó la máscara y descubrió que debajo había uno idéntico al suyo...

[] Iván Rincón 1:09 PM

Máscara es un término de origen árabe que significa rostro. La máscara es una cara más. El que anda sin máscara es un descarado.

[] Iván Rincón 1:12 PM

Abril 9 de 2004

Como un intelectual en su atalaya, Bernabé observó desde el tapanco la degradación de los demás. Terminó su cerveza y se marchó, abriéndose paso entre putas gordas y borrachos de largo andar. El televisor montado en una esquina del local mostraba, como siempre, salvo que hubiera partido de futbol, las imágenes pornográficas más intensas. Una mujer dedicaba su ebriedad a la exaltación de sus penas. "¡El tipo es un desgraciado!", gritaba entre lágrimas, limpiándose la nariz con la mano. Uno de los empleados llegó con una cubeta de agua, y dos mujeres sujetaron de los brazos a su colega para que recibiera un baño. Bernabé logró salir, por fin, después de tolerar pacientemente un penetrante olor a orines.

El barrio chino estaba desierto. Y al pasar por la alameda, Bernabé hizo espontáneamente un recuento memorioso de los antros, lupanares y tugurios de mala muerte que, por curiosidad antropológica, había conocido en sus andanzas y correrías solitarias. Cantinas abiertas permanentemente, que terminan siempre invadidas por "vestidas". Bares de milicos. Chichifos y güigüis. Por supuesto, no faltan los refugios de asesinos y ladrones, proxenetas y demás.

En el dédalo de calles que, motivado por un delirio etílico, Bernabé caminó una noche, está el ambiente más sórdido que nadie se imagina de la vida nocturna en esta ciudad. Pero Bernabé no recuerda cómo llegó ni cómo se fue de allí. Ni hablar. La amnesia esporádica (el alcohol se evapora y llega a la cabeza) es un riesgo más del explorador urbano.

[] Iván Rincón 7:37 PM

Abril 8 de 2004

Entre las aberraciones del lenguaje orwelliano, decir "guerra contra el terrorismo" es quizás la que ha tenido mayor utilidad. Aquello de "bombardeo humanitario", por ejemplo, es tan ridículo que si acaso sirve de algo será para el humor negro. Las "bombas inteligentes" son tan estúpidas que se equivocan en el 70 por ciento de los casos. "Daños colaterales", dicen los genocidas, con singular cinismo. Quienes deciden bombardear a la población indefensa de un país miserable tampoco inteligen entre objetivos militares y valores humanos. "Liberar" es invadir, matar, destruir... Y en esta "lucha del bien contra el mal", los buenos son peores que los malos. Su discurso maniqueo habla -como pandilla mafiosa- de "ejecuciones selectivas", que también causan "daños colaterales", por cierto.

Los "buenos" invaden y atacan a otro país con un ejército y la más sofisticada tecnología; los "malos" responden con un kamikaze, un coche bomba o algo por el estilo. Si un artefacto explosivo de fabricación casera es colocado clandestinamente en un edificio, se habla de terrorismo, pero si una bomba de fabricación industrial es arrojada desde el aire sobre una ciudad, se trata entonces de "guerra contra el terrorismo". La resistencia civil de un pueblo a la ocupación militar y al sometimiento de su país, según este lenguaje, también es "terrorismo".

Semejantes patrañas pretenden ocultar los intereses reales (inconfesables) de cometer crímenes de guerra y contra la humanidad, inventar justificaciones o pretextos para la destrucción... y quedar impunes.

Otro eufemismo orwelliano, bastante difundido, es aquel de "choque entre civilizaciones". Así le llaman ahora a la barbarie.

[] Iván Rincón 6:24 AM